Siguiendo las instrucciones de nuestro fiel GPS, a la hora acordada, allí estábamos, por fin, delante del Uboot-museum de Cuxhaven. A pesar de no ser una hora muy temprana, se respiraba en el ambiente una agradable tranquilidad. Al parecer la tranquilidad y quietud de la zona son también “marca de la casa”.

Poco antes, al llegar, vi en el estacionamiento lateral del museo, un automóvil que me era familiar. De repente exclamé:

-¡Showell está aquí, Showell está aquí!
 
Jordi y Johann me miraron con cara de extrañados y de no saber de que les hablaba. Aclaré que el coche del estacionamiento, un Peugeot con matrícula inglesa, era del prestigioso autor de libros sobre uboote Jak Mallmann Showell. Lo supe de inmediato puesto que el propio Jak Mallmann Showell, al que tan solo conocía hasta ese momento por nuestra relación a través de numerosos mails de consulta, me había mandado un CD lleno de fotografías, tanto del museo como del archivo cuando ingresé como miembro del mismo. En una de esas fotos aparecía Jak y su automóvil, el mismo que, para sorpresa nuestra, estaba ahora estacionado frente a nosotros.

En ese momento nos asalto una duda, ¿habíamos quedado con Horst Bredow en el museo o en el archivo? No tenía respuesta a ello ya que no acordé con Horst donde nos encontraríamos. Ya que estábamos allí decidimos llamar a la puerta y ver si nos sonreía la suerte (había el 50% de posibilidades).

Con aire decidido llamamos por el interfono, nos respondió una voz preguntando que deseábamos, contestamos que teníamos cita para visitar el museo. Al punto abrió la puerta un joven con todo el aspecto de haber interrumpido el desayuno. Desde lo alto de la escalera una chica, posiblemente novia del chico, nos observaba con curiosidad. Le comentamos que veníamos de España y que teníamos cita para ver el museo. El joven empezó a enseñarnos el museo empezando por la sala dedicada a Otto Hersing comandante del U21 en la Primera Guerra Mundial. Tras los primeros momentos de alucinamiento, regresó a nuestra mente la gran duda y le preguntamos si Horst se encontraba allí. Nos dijo que estaba en el archivo y tras comentar la situación nos despedimos y nos dirigimos hacia el “Uboot-Archive” que se encuentra a un par de quilómetros del museo.

Estacionamos a unos metros y llamamos a la puerta. Nos abrió un caballero al que no reconocimos y al que preguntamos por Horst. Entonces él apareció, con paso lento debido a su avanzada edad, al momento nos miramos y pensamos: ¡Por fin!. Nos presentamos, le dijimos que veníamos de España que teníamos cita con él.

Horst nos pidió que esperáramos un momento, pero haciendo caso omiso, sin duda por la emoción del momento, lo seguimos por el pasillo. Allí, a la derecha, estaba la cocina, la sala llena de archivos… Horst apareció con la agenda y dijo en voz alta: Dani Janer Åkerberg de España con dos amigos 16 de abril a las 09h. Si! éramos nosotros y allí estábamos.

Tras intercambiar unas palabras con Horst le pregunté si Showell estaba allí. Horst empezó a gritar “Jak, Jak” y con el aspecto de un profesor de universidad apareció Showell bajando las escaleras del piso superior. Le presenté a mis compañeros comentándole también el motivo de nuestra visita. Showell, tras hablar un momento con Horst, nos dijo que sería nuestro cicerone lo cual consideramos un gran honor. Decidimos que primero visitaríamos el museo. Así que con él como copiloto y guía nos encaminamos de nuevo al museo.

Empezamos de nuevo con la sala dedicada a Otto Hersing, Showell nos aclaró que el mobiliario de la “sala Hersing” era el propio despacho personal de Hersing cedido al museo tras su muerte. Seguimos visitando las salas que forman el museo, que más que un museo, es como un almacén de material uboot y de la Kriegsmarine. Todo esta lleno de objetos, uniformes, medallas, banderas y centenares de piezas más que nos mantenían con la boca abierta. Lo mejor de todo, Showell gustosamente nos ayudo en nuestras dudas y respondio a las preguntas que ante tal cantidad de información se nos presentaban. El museo consta de distintas salas dedicadas a temas en particular; la sala de la artillería, la de los mercantes corsarios, la pared dedicada a Brandi y al U617, una sala repleta de revistas y artículos uboote que según Jak nadie ha sido capaz de ordenar, la dedicada a los uniformes, a las maquetas… Ni falta decir que ¡cada palmo de pared está lleno!.
Inicialmente en la primera planta del museo se encontraba el archivo pero este fue trasladado a su nueva ubicación hace unos años.

En la sala de artillería nos encontramos con un autentico cañón de 88mm, idéntico a los montados en los Tipo VII. Showell nos enseñó como funcionaba y realizamos varios “disparos”. Como curiosidad cometar que en esa misma sala se encontraban varios objetos que sirvieron para identificar los restos del U869. Hay que recordar que el U869 fue descubierto hace pocos años en la cosa Este Estadounidense cuando todo indicaba que sus restos se encontraban frente a Casablanca. Los objetos fueron cedidos por John Chatterton.

Le preguntamos a Showell como llegó el cañón allí y nos dijo que un día por la mañana apareció un camión del ejercito con órdenes firmadas por un alto mando (que no se nos reveló) de que lo dejaran allí. El cañón procedía de una escuela de artillería y se encontraba en perfecto estado. Lo depositaron en la parte trasera de la casa y posteriormente construyeron a su alrededor “su sala”.

En el exterior del museo hay varios monumentos homenaje a los caídos, varios torpedos y en la entrada un ancla procedente de un “uboote”. Todo muy bien cuidado.

Regresamos al archivo ya que teníamos varias dudas técnicas que Showell nos resolvió personalmente o nos indicó donde encontrar la respuesta. También nos enseño la “zona secreta” del archivo, donde nos enseñó cantidad de material técnico original procedente de los astilleros donde se construyeron los uboote. Impresionantes los negativos fotográficos en placas de cristal. También nos comentó que en una de las salas del piso superior un grupo de jóvenes entusiastas que no superaban los veinte años, estaban totalmente enamorados de los uboote de la primera guerra mundial. A raíz de ello nos comentó (cosa que también hizo Horst) que no entendían la fascinación por los uboote de la juventud de hoy en día.

En el archivo las cosas están un poco más ordenadas que en el museo, cada sala contiene un material en concreto aunque luego sea toda una odisea encontrar algo en particular. Hay una sala dedicada a los KTB y en unos archivos se guarda todo el material histórico de cada uboote, ya sea material original como fotocopias o recortes de periódico “más modernos”. También hay material histórico “del otro bando” sobre los uboote y en este caso la lucha antisubmarina. En esa misma sala se encuentra el archivo fotográfico tanto de uboote como de comandantes. Hay otra sala dedicada a material técnico.
Impresiona la sala principal con la vitrina de los uniformes y la librería, que ocupa toda la pared, repleta de libros de temática ubootológica. En medio del pasillo se encuentran varias estanterías llenas de la correspondencia que llega al archivo.

Horst tiene su propio despacho, aunque por lo que vimos, la mayor actividad se debe centrar en la sala con los archivos. En dicha sala ocurrió una anécdota muy simpática: Horst nos pidió que en un folio escribiéramos unas palabras y quienes éramos. Este papel formaría parte del libro de visitas del archivo. Tras hacerlo, Horst nos hizo una foto con su cámara digital. Tras comprobar que la foto había quedado bien, en el papel donde habíamos firmado, dibujo las siluetas de los que aparecíamos en la foto y tras preguntarnos, escribió los nombres de los que apareceríamos en ella. Nos dijo que una vez revelada la foto la pegaría allí y pondría los nombres. ¡Curioso pero eficaz método!.

Tras despedirnos salimos por la puerta del museo con una sonrisa amplia, muy amplia.

Aprovechamos para agradecer a Horst Bredow, su mujer Annemarie y a Jak Mallmann Showell su amable acogida y magnifica ayuda.