El relojero de Scapa Flow | ||
Tras el exitoso ataque de Prien en Scapa Flow, los rumores en Londres y Washington no cesaban. Los británicos insistían en que el comandante alemán debía haber recibido ayuda desde el interior de la base para poder acceder a ella. Nadie podía hundir al orgullo de la flota británica sin ayuda. Curt Riess, hábil periodista y escritor conocido, residente en Nueva York, escribió un artículo que fue publicado en el Saturday Evening, donde contaba la historia completa del espía alemán que ayudó a Prien a entrar en la base naval de Scapa Flow. |
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Scapa Flow | ||
Scapa Flow, una triste y desolada ensenada de 20 Km. de larga y 14 de anchura a 60º de latitud Este, se encuentra en la isla Pomona, en el archipiélago de las Orcadas, al norte de la punta extrema de Escocia, de la que está separada por un brazo de mar que se llama Pentland Firth.
Los aviones de reconocimiento alemanes rara vez se arriesgan a fotografiar Scapa Flow. Los bombarderos, aunque tengan la suficiente autonomía para llegar a la base, atacarla y regresar, suelen verse obstaculizados por el mal tiempo y la escasa visibilidad. Los cazas y los antiaéreos ingleses los tienen a su merced. |
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Antecedentes | ||
Por estos motivos, ya durante la Primera Guerra Mundial los submarinos alemanes habían intentado, por dos veces, penetrar en Scapa Flow. En Octubre de 1914, el U18 de von Henning, escondiéndose tras la estela de un mercante inglés, había podido llegar a uno de los accesos de la base, pero la bahía estaba desierta porque la flota se había hecho a la mar. En 1918 también el UB116 de von Emsman, que había intentado hacerlo, había sido echado a pique con toda su tripulación. |
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Como indica el sentido común, solo hay un método de introducirse en Scapa Flow: penetrar con un submarino, pero ¿por donde? Ciertamente -piensa Canaris- debe haber un punto debil en la férrea defensa de la bahía y , en tal caso, únicamente un espía podrá descubrirlo. |
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El Espia | ||
Fue así como, aquel mismo año, comienza la Operación Baldur, nombre cifrado del ataque a Scapa Flow. Ante todo hace falta un hombre idóneo, y la elección de Canaris recae sobre un oficial de marina, el capitán Alfred Wehring, que ha servido al emperador a bordo del Admiral Hipper. Quincuagenario, moreno y de mediana estatura, Wehring es un hombre simpático, culto y de caracter solitario, aunque nunca ha querido casarse. Nacido en Hannover en 1875, Wehring ha vivido siempre en el mar. Físicamente más parece español que alemán. Este oficial ha trabajado ya, durante la primera guerra mundial, para el servicio secreto de la marina, y su ficha lo caracteriza como "excelente oficial, excrupuloso, muy atento, agudo observador". Licenciado al final de la guerra, ha estado empleado como contable en una pequeña fábrica de relojes propiedad de un tio suyo. En 1921, vuelto al servicio activo, ha estado encargado también de una investigación reservada sobre los equipos navales franceses. En 1925, cambiando su nombre por el de Karl Müller, se ha convertido en corredor de relojes de una conocida fábrica alemana y en dos años ha recorrido Francia a lo largo y a lo ancho. Sus informes mensuales a la empresa contienen -en cifra- interesantísimos datos sobre tonelaje, armamento y tripulación de todos los nuevos barcos de guerra que están en construcción en los astilleros de Brest, El Havre y Marsella. |
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Esta vez el agente de Canaris es físicamente distinto del corredor que viajaba por Francia. Sus cabellos son ya rubios, lleve bigote, y gafas de gruesos lentes ahumados. A quien le pregunta el motivo, van Schüllermann cuenta que un grave accidente de coche le ha provocado una disminución de la vista. |
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Wehring pasa un año en Holanda vendiendo despertadores y cronómetros y aprendiendo bien el oficio de reparador de relojes. Esta es la "cobertura" decisiva para el espía de Canaris. Cuando, en verano del siguiente año, el falso Albert Oertel abandona ginebra y va a residir en Gran Bretaña, en las cercanias de Londres, está provisto de un normal pasaporte suizo. Su verdadera identidad está ya enterrada, y oculta a cualquier posible encuesta. Con increíble paciencia, el capitán Wehring espera otros dos años -continuando siempre con su trabajo de representante y reparador de relojes- hasta que en 1932 solicita su ciudadania inglesa. Su petición es pronto aceptada. ¿Quien podría sospechar que es un espía este pacífico caballero entrado en los sesenta años, traquilo y digno, que centenares de personas ven todos los días inclinado sobre su mesa tras la vitrina de su negocio de Petham, cerca de Canterbury? |
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Y nadie sospecha de él cuando, en la primavera de 1933 (pocos meses antes Canaris ha sido nombrado jefe de la Abwehr, el servicio secreto alemán) el falso Oertel deja Londres y la Gran Bretaña, se va a Escocia y se traslada finalmete a Kirkwall -en la isla de Pomona del archipielago de las Orcadas, a pocas millas de la bahía de Scapa Flow- para abrir una tienda de relojes suizos y "souvenirs". |
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En el pueblecito brumoso, Albert Oertel no tarda en hacerse popular. Es un hombre discreto, nada curioso, que habla bien aunque con un ligerísimo acento extranjero, y lleva una vida muy retirada.
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Entre una frase y otra van saliendo informaciones curiosas, e incluso interesantísimas. Por ejemplo, cómo traspasan los pescadores las barreras militares de acceso a Scapa dejándose arrastrar por la corriente de marea alta, cómo logran evitar los campos de minas en torno al fondeadero de la flota, cómo distinguen a los centinelas sobre los canales que llevan al exterior de la bahía, y cómo se aprovechan de la niebla para acercarse a los islotes que circundan la base. |
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Tarde tras tarde el mapa se llena de nuevos datos (sobre la posición de los navíos, los que salen y los que arriban, sobre la llegada de destacamentos de soldados) a los que Oertel añade los que él mismo a descubierto con su aguda vista y su formidable memoria durante los paseos por las alturas que dominan Scapa Flow. |
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Pero hasta comienzos de septiembre de 1939, cuando apenas ha empezado la guerra, no logra el falso Oertel la información esperada por doce años. El 12 de septiembre, mediante la oficina de La Haya, informa a la "Abwehr". El mensaje cifrado dice: "Ha llegado el paquete. Espero una nueva partida dentro de este mes. Ruego confirmación".
Dos días después, con el pretexto de un duelo en la familia (la muerte de su madre), Albert Oertel deja Kirkwal, llega a Londres en tren y desde allí, con otra inocente carta en la que se habla de relojes que hay que adquirir y otros que han quedado invendidos, describe minuciosamente la posibilidad de entrar en la base por el Kirk Sound. La "Operación Baldur" puede comenzar. |
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Preparativos | ||
Hacia la mitad de septiembre, el mando de submarinos alemán envía a las cercanías de Scapa Flow al U14, un pequeño sumergible del tipo IIb (Einbäume - Canoa), de 279 toneladas, para que estudie los sistemas de vigilancia, las corrientes y cuanto pueda ser útil a la operación. Y aprovechando un día de tiempo espléndido, los aviones de reconocimiento de la marina sobrevuelan las Orcadas por la tarde del 12 de octubre y fotografian varias veces el Kirk Sound, identificando con claridad las posiciones de las naves hundidas en el canal y comprobando la presencia en la bahía de un portaaviones, cinco acorazados y diez cruzeros. Doenitz escribe al Gran Almirante Raeder: "Sostengo que, navegando en superficie entre las dos mareas, se puede pasar sin más". Y Raeder firma la orden de ataque, la Operación Baldur ha dado comienzo. |
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Al día siguiente, cuando los vecinos, alarmados por su prolongada ausencia, entraron en el alojamiento del falso Oertel, encontraron en la mesa un horario de ferrocarril abierto, con una señal de lápiz rojo junto al tren que partía para el sur de Inglatera. Sobre la mesilla de la alcoba había algo de dinero. Una nota explicaba que era para la sirvienta. |
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Por ello más de uno pensó que el relojero había tenido que salir inesperadamente. Sólo al final de la guerra fue posible saber por los archivos del Tercer Reich que el tranquilo Albert Oertel era en realidad un espía alemán... |
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La Operación | ||
El sorprendente ataque al supuestamente inexpugnable fondeadero de Scapa Flow empezó de una forma muy parecida a cualquier otra incursión submarina en el Mar del Norte. Gunther Prien llevó el 8 de octubre de 1939 a su U47 fuera de la base para submarino de Kiel y navegó por el canal de Kiel y hacia el norte hasta la punta de Escocia.
Pero, al virar hacia el norte, Prien vio una enorme sombra: el acorazado Royal Oak, que había permanecido en Scapa Flow para realizar unas reparaciones. Su primera salva de torpedos no produjo ningún resultado visible, así que Prien dio la vuelta mientras recargaba y poco después atacaría de nuevo. Un exultante Prien se encamino rápidamente de vuelta a Kírk Sound, cruzando otro peligrosamente angosto hueco, y aceleró por el Mar del Norte hacia Wilhelmshaven, donde él y su tripulación fueron recibidos como héroes.
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¿Existió "el relojero"? | ||
La historia de Curt Riess publicada en el Saturday Evening se convirtió en "la verdad de Scapa Flow", al menos por un tiempo. Lo cierto es que investigaciones posteriores indican que el tal Kapitan Alfred Wehring jamás existió. |
Artículo originalmente publicado en http://www.elgrancapitan.com por "Ramius" y cedido por su autor (Francisco Rodríguez Muñoz) a U-Historia. |