+++ Publicado en primer lugar en el Informe Mensual Anti-submarino de Diciembre de 1.942 +++ GUERRA ANTI-SUBMARINA SEGÚN LA JOVEN TRIPULACIÓN ALEMANA |
A pesar de las desfavorables condiciones meteorológicas que constantemente restringían la visibilidad, y de la fuerte protección y defensa, los sumergibles alemanes han aniquilado una y otra vez los convoyes anglo-americanos en el centro y el Norte del Atlántico durante las pasadas semanas. La tensión es mostrada en los informes de estos éxitos en los que los jóvenes Comandantes han probado su entereza. Este no solo es el caso de los Ases de los u-boote, que ya han demostrado sus superiores habilidades en la Escuela Primaria de la Guerra de Convoyes, sino el de las tripulaciones que ahora han demostrado su valor por primera vez en el campo de batalla. Estas jóvenes tripulaciones lucharon bajo difíciles condiciones, y el Alto Mando haciendo un comunicado especial, dijo que habían pasado su prueba, en la guerra submarina, de la forma más dura al aniquilar el convoy británico. Todos ellos trajeron a casa éxitos de su primera misión. En varios casos, cuatro banderines colgaban de su periscopio. Audazmente irrumpieron dentro de los convoyes, inteligentemente sortearon los peligros que aparecían repentinamente, tranquila y serenamente soportaron su primer ataque con cargas de profundidad, y terca y tenazmente iniciaron de nuevo el ataque para torpedear y hundir los cargueros británicos. |
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Una tripulación luchó con éxito una batalla particularmente peligrosa con un destructor británico en el medio de un convoy. Un buen número de agujeros, algunos realmente grandes y otros pequeños, adornaban los laterales de la torreta. Los proyectiles habían penetrado incluso 2 centímetros en el sólido tubo de hierro del periscopio. La plancha exterior de la cubierta superior cercana a la proa mostraba la misma imagen. Ya el momento en el que nos aproximamos a las defensas británicas, las cuales se componían de aviones de reconocimiento basados en tierra y destructores, los buques cazasubmarinos y las corbetas que guardaban esas aguas, nos habían preparado una calurosa recepción. A menudo, tuvimos que sumergirnos con rapidez a causa de los aviones. Las detonaciones de las bombas y de las cargas de profundidad siguieron las unas a las otras. Los cristales se rompían y repiqueteaban, las agujas de los instrumentos volvían a la posición “cero”. Verdaderamente, los hombres se estremecían y se agachaban bajo las primeras explosiones pero, habiendo sobrevivido a su primera experiencia de estas explosiones, que estallaban con ruidos diabólicos, alargando sus mandíbulas mortales hacia ellos, el efecto de ellas se redujo. Todavía no sabían como calcular la distancia por la intensidad del sonido bajo el agua. |
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A las tres de mañana, tres sombras aparecieron inmóviles cerca las unas de las otras pero se dieron cuenta de la presencia del sumergible en su rumbo y lo evitaron maniobrando. La siguiente mañana, el amanecer trajo consigo un convoy navegando con rumbo sur. El u-boot se acercó, entonces, repentinamente, la niebla de la mañana se disipó y, a cinco millas de distancia, dos destructores se acercaban a toda máquina. Hicieron virar al sumergible y le pusieron a toda maquina. La persecución duró dos horas. Una borrasca de lluvia de 500 metros de anchura hizo que se quitaran de encima a uno de los destructores. Poco después, el otro dejó la persecución. Es un trabajo tedioso el rondar a los navíos de escolta. A veces el éxito parece cercano, pero entonces los destructores interfieren de nuevo, expulsando al sumergible. Al anochecer el u-boot ataca de nuevo al destructor. De nuevo se inicia otra persecución a toda máquina pero, otra vez el Comandante mantiene el control de la situación. |
Durante la noche, el telegrafista de segunda clase trajo un radiograma al Comandante. Se informaba de la situación de un convoy. El Contramaestre Jefe de primera clase tuvo que traer las cartas. La distancia fue calculada con el compás: debían de ser cubiertas muchas más de 100 millas náuticas hasta la posición informada. Nos dirigimos hacia dicha posición a toda máquina. El siguiente día, a mediodía, los primeros mástiles fueron avistados. Los motores diésel lanzaban silbidos y ruidos sordos. El sumergible avanza. Las marcaciones son tomadas interrumpidamente. El Contramaestre de primera clase permanece en la mesa de las cartas con el compás, escuadra, lapicero, goma de borrar, papel cuadriculado y tablas. Determina el rumbo general del convoy y calcula su velocidad así como los preliminares para efectuar los disparos. Es una noche de Luna brillante. El hombre de la Luna, que mira hacia abajo con una sincera sonrisa desde el oscuro y estrellado firmamento hacia los 20 barcos, alrededor de los cuales, 4 ó 5 corbetas y destructores están en tareas de escolta, los últimos en el exterior a babor y estribor; parece haber adivinado el secreto deseo del Comandante y tiende una oscura nube delante de su brillante cara. Se alcanza una posición favorable para efectuar el disparo. Cinco de los barcos están colocándose en una buena posición. Los torpedos han estado listos durante algún tiempo. Las tapas de los tubos están abiertas. Los cálculos de la distancia y la profundidad de los torpedos se gritan al interior del submarino. El hombre que está en la torreta calculando las referencias hasta el objetivo, da los resultados a través de un altavoz al artillero de 2ª clase, todo esta listo para el disparo. El Oficial torpedista se agacha detrás de su aparato de apuntar “110, 105, 98 grados” va saliendo regularmente de sus labios. Cuatro veces el sumergible se estremece, cuatro torpedos están en camino. |
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El Comandante sujeta el timón con firmeza. El u-boot se aparta para poder disparar uno más desde el tubo de popa al quinto buque. Justo cuando la orden de “¡fuego!” es dada, una llamarada surge en el otro lado. Una explosión resuena. Un barco de 5.000 toneladas ha sido tocado. De nuevo otras dos explosiones, una columna de fuego brota de repente, el segundo y tercer torpedo han alcanzado mortalmente al mismo carguero. Se parte en dos y se hunde. |
¡Destructores a popa!. Las oscuras formas de un destructor van saliendo de la niebla a toda máquina. ¡Malditos perros!. Ahora al pesado cisterna se le permite escapar. “¡Ambos motores avante a toda maquina!. Una salvaje persecución comienza. Todas las maniobras y zig-zag con las que el Comandante trata de sacudirse al destructor, son inútiles. La distancia es de sólo 700 metros. El Comandante ha enviado abajo sabiamente a los vigías del puente, por lo que el sumergible ya está listo para la inmersión si el peligro aumenta. En la sala de control, los hidroplanos ya están preparados. El Ingeniero Jefe sólo espera la orden para inundar. Los vigías, al bajar apresuradamente, informan rápidamente de lo que esta pasando arriba. |
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"Crash-bang ! Crash-bang ! Crash-bang !" empieza a retumbar. El sumergible se agita y se estremece bajo los duros golpes de las cargas de profundidad. También aguanta bien la siguiente. Pero gracias a Dios, no hay problemas. Un silencio como el de una tumba recorre todo el sumergible, oprime a todos y mantiene en él su puño. Con cada nuevo golpe, los hombres se agachan. Durante una hora y media ruge este sonido de baile de brujas. Finalmente, el telegrafista de 2ª clase informa desde el aparato de escucha. “El ruido del destructor se hace mas suave, se va haciendo mas distante, es apenas audible!” El Comandante espera durante otra media hora, entonces sopla los tanques. Arriba hay una gruesa niebla. La visibilidad es apenas de 100 a 200 metros. No hay señales del destructor. La búsqueda comienza de nuevo. Los motores diésel zumban sin cesar. En su constante ritmo de ruidos surge un informe: “¡sombra larga a 90 grados!”. La interminable sombra de un barco emerge de la niebla a estribor. ¿Podría ser el buque cisterna?. Vira el u-boot y a por él. |
La alegría florece una vez mas, el gran bocado quizá haya sido cogido de nuevo. Pero no, la alegría se transforma rápidamente en una sorpresa inesperada: la sombra se convierte en una temida forma, se ha transformado en estrecha y robusta y tiene una baja chimenea y un delgado mástil. ¡Destructor! “¡Cerrar a estribor!”. El sumergible se aparta. Los diésel giran más rápido. Una maldita situación critica. El buque ya ha estado tan cerca que ahora al apartarse a gran velocidad se aproxima al destructor rápidamente. Todo ello ocurre exasperantemente veloz. Si el Comandante no hubiera virado a tiempo y ordenado ambos motores avante a toda máquina, la embestida no habría podido ser evitada. La distancia es apenas de 100 metros. Ahí esta la esbelta forma del destructor. Apenas se mueve. Los hombres del puente pueden sentir las pulsaciones de sus corazones en sus sienes. Han tenido una gran sorpresa. ¿Saldrá todo bien una vez mas?. Apenas pueden ver una salida. En cualquier caso están listos para retirarse bajo cubierta en cualquier momento. “Hump!”. Un cañón ruge por ahí. Un tremendo resplandor rojo penetra la niebla con su horrible color. Los hombres miran directamente al fuego de su boca. Una columna de agua se levanta tras el u-boot. Ahora lar armas antiaéreas ligeras y las ametralladoras abren fuego. Las primeras salvas caen en el objetivo. Los proyectiles golpean en la parte delantera del costado del sumergible. Unos salvajes fuegos artificiales se inician. El Comandante grita su “¡Alarma!” en medio del alboroto. Los cuatro vigías se arremolinan alrededor de la estrecha escotilla de la torreta. Ellos saben que unas fracciones de segundo son importantes ahora, que pueden sufrir en cualquier momento un impacto mortal. |
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Los proyectiles silban alrededor de la torreta, la atraviesan y desgarran el relleno de madera del interior. Con una rápida mirada, el Comandante observa, mientras entra, que el destructor se mueve lentamente a babor y a popa. Justo en el momento en el que esta apunto de cerrar la escotilla, una salva alcanza la torreta. Los proyectiles penetran profundamente en el grueso blindaje que cubre el periscopio. Astillas de madera medio quemadas caen dentro de la torreta que está cubierta de un espeso polvo y humo. La escotilla esta cerrada. El sumergible cae a las profundidades. Sombríos pensamientos pasan por la cabeza del Comandante. Esperemos que no alcancen al casco de presión. Todo el mundo contiene la respiración en el interior del u-boot pero, después de la llegada de varios informes con la palabra “¡listo!”, la tensión se relaja de alguna manera. Todavía quedan unas duras horas por delante. La siguiente fase es prepararse para las cargas de profundidad. Las primeras bombas sacuden el buque. La parte de encogimiento comienza de nuevo. Al principio siempre parece casi insoportable porque uno se siente indefenso. Una buena es que el buque todavía se mantiene estanco después del bombardeo. Es ahora cuando realmente se dan cuenta del peligro en el que están. Durante tres horas la explosiones se producen a su alrededor. Entonces los sonidos metálicos se van alejando hacia popa. |
El sumergible mismo se encuentra ileso cuando regresa a la base; sólo la torreta ha sido duramente castigada: sus daños serán rápidamente reparados. Mucho más importante es lo que el Comandante informa al Jefe de Flotilla: ¡cuatro banderines cuelgan del periscopio!. Han hundido dos vapores en su primer viaje, a pesar de la fuerte oposición, y dos barcos que han torpedeado y no han podido observar su hundimiento porque fueron forzados a sumergirse. Las caras de los hombres brillan de nuevo. Estos son los jóvenes reclutas del Arma Submarina Alemana. |
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Nota de U-Historia: Por los datos contenidos en el texto podemos afirmar que se narra la 11ª patrulla del U552. No compartimos el calificativo de comandante joven e inexperto, ya que el kaleun era el experimentado comandante Erich Topp. Klaus Popp no tomaría el mando del U552 hasta la patrulla siguiente (la 12ª del U552). |
Artículo publicado en el "U-Boat Archives Series Volumen 1" (What Britain knew and wanted to know about U-boats). Editado por Jak P.Mallmann Showell. Los libros "U-Boat Archives Series" son publicados por el Uboot-Archive de Altenbruch (Cuxhaven) para sus colaboradores y benefactores. |
Artículo preparado por Jesús Díez, José Carlos Violat y Dani J.Åkerberg.
Las imágenes que lo ilustran no aparecen en el artículo original. |