El “Birmarck” y el U-556, hermandad en el mar |
Intentos para salvar el diario de guerra de la escuadra |
Tan
seguro estaba Lütjens de que el Bismarck no sobreviviría
a la batalla que se aproximaba, que en las primeras horas de la mañana
del 27 de mayo decidió enviar a Francia el diario de guerra de
la Escuadra, para que no se perdiese. Se daba cuenta de que tendría
un valor inapreciable, no sólo para el Seekriegsleitung, sino
también para que, en cualquier análisis del “ejercicio
Rin”, se supiese: |
¿Porqué él, un marino con experiencia y éxito en operaciones atlánticas, no tomó la radioseñal del 21 de mayo, descriptada por su equipo de Inteligencia, por la que supo que los británicos habían sido alertados, como una advertencia de que éstos intensificarían su vigilancia en el estrecho de Dinamarca y en la zona situada al sur de éste y adecuarían, consecuentemente, sus planes? Los mensajes enviados el 22 de mayo por el “Grupo Norte” diciendo al almirante que su salida de Noruega había pasado, al parecer, inadvertida a los ingleses y que éstos le buscaban muy por el sur, ¿desvanecieron los temores que pudo haber tenido el almirante de ser detectado si se dirigía hacia el norte? ¿Aceptó ciegamente lo que decían aquellos mensajes?. ¿Porqué no aplazó el “Ejercicio Rin” e invirtió el rumbo al toparse por primera vez con el Suffolk y el Norfolk, como había hecho durante la fase equivalente de la operación llevada a cabo con el Schanhorst y el Gneisenau, tres meses atrás?. |
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¿Porqué, cuando decidió continuar a rumbo, no intentó
hacer todo lo posible para echar a pique a sus perseguidores?. ¿Porqué abandonó la persecución del con toda evidencia gravemente averiado Prince of Wales, renunciando con ello a la posibilidad de alcanzar otra victoria aparentemente fácil e importante?. ¿Porqué interrumpió tan pronto el “Ejercicio Rin” después de la batalla de Islandia y trató de dirigirse a puerto?. ¿Porqué, en la anochecida del 24 de mayo, consideró de repente la situación del combustible del Bismarck tan grave que le obligaba a arrumbar directamente a Saint Nazaire, en vez de dar un rodeo por el Atlántico, lo que pudo haber sido nuestra salvación?. ¿Porqué, en la mañana del 25 de mayo, supuso que el enemigo seguía conociendo la posición del Bismarck”?. |
El diario
mostraría también exactamente cuándo y con qué
intervalos, en la noche del 24 al 25 de mayo, efectuó el Bismarck”
el gradual cambio de rumbo a estribor que originó la rotura
del contacto. |
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“Entre
las 05:00 y las 06:00 se izó uno de los aviones sobre la catapulta
y se le preparó para que llevase el diario de guerra a lugar
seguro. La tubería de aire comprimido a la catapulta estaba doblada. Se probó otra vez, pero sin resultado. El carril estaba inutilizado. No contábamos con medios para repararlo y, tras algunas consideraciones, se canceló el lanzamiento.
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Evidentemente,
el “Arado” no podía dejarse en la catapulta, donde
en combate sería sólo material altamente inflamable. Así
que, con las alas plegadas y agujeros en los flotadores, se le empujó
hasta el extremo del carril y se lanzó por la borda. Le vimos
derivar y desaparecer. |
Ignoro
que averió la catapulta, pero sospecho que fue el impacto que,
durante la batalla de Islandia, deshizo uno de los botes de servicio”.
A las 07:10, Lütjens, en otro esfuerzo para salvar el diario de guerra en el corto espacio de tiempo que quedaba antes del combate final, radió al “Grupo Oeste”: “envíen un submarino para recoger el diario de guerra”. Éste fue su último mensaje a la patria. |
¡Enviar
un submarino! Era la última esperanza, la vaga posibilidad de
salvar el diario de guerra. Al fracasar el lanzamiento del “Arado”,
el Bismarck había agotado sus propios medios de poder realizar
tal misión. Y tras enviar aquel mensaje al “Grupo Oeste”,Lütjens
ya nada podía hacer para que se cumplieran sus deseos si no esperar
la respuesta del mundo exterior. Esperar y esperar.
Desde luego, al principio, Lütjens tenía razones para suponer que enviarían un submarino. De hecho, a las 08:01, el “Grupo Oeste” le informó: “U-556 recogerá diario de guerra”. Pero durante el transcurso de la mañana no apareció sumergible alguno. Presumiblemente, pensé yo entonces, no había ninguno lo bastante cerca o con combustible suficiente para desviarse hasta nosotros. Para comprender por qué nunca vimos al U-556 es necesario retroceder un día en la cronología. El 26 de mayo, cuando se adoptaron las disposiciones para apoyar al Bismarck, en situación cada vez más difícil, se cursaron muchas instrucciones a los submarinos que se encontraban en el Golfo de Vizcaya. Uno de ellos era el U-556, a cuyo comandante, el teniente de navío Herbert Wohlfarth, se le ordenó reconocer y operar en la zona donde el Bismarck había dado su última posición geográfica. Cuando Wohlfarth recibió estas órdenes se hallaba en viaje de regreso de una patrulla que había comenzando el 1º de mayo. Le quedaba, pues, poco petróleo, y en la navegación hacia el Bismarck tendría que hacer grandes economías con el disponible. Además, había utilizado todos los torpedos contra los convoyes británicos. Wohlfarth llegó a la zona próxima al Bismarck en la anochecida del 26 de mayo. Hacia las 19:50 avistó al Renown y al Ark Royal, que salían de entre la calima a gran velocidad –eran los buques pesados de la “Fuerza H”-. No pudo hacer más que inmersión. “Enemigo de proa, diez grados por estribor, sin destructores, sin hacer zigzag”, como Wohlfarth los describió más tarde. No hubiera tenido que buscar una posición de ataque. Todo lo que habría tenido que hacer era colocarse entre el Renown y el Ark Royal y lanzar sus torpedos contra ambos buques simultáneamente. ¡Si hubiera dispuesto de torpedos! Observó actividad en la cubierta de vuelo del portaviones. Tal vez hubiera podido ayudarnos. Sí, tal vez- eso fue lo que el submarinista pensó entonces-. Pero lo que había visto era la actividad tras el lanzamiento del segundo y decisivo ataque contra el Bismarck. Así que, aunque hubiera dispuesto de torpedos, no habría podido evitarnos el impacto en el timón. Ya hacía tiempo que los “Swordfish” habían sobrevolado el Sheffield y estaban a punto de atacarnos”. |
Cincuenta minutos después, a las 20:39, Wohlfarth emergió y lanzó al éter este mensaje: “Enemigo a la vista, un acorazado, un portaviones, rumbo 115º, moviéndose a gran velocidad. Situación, 48º 20’ norte, 16º 20’ oeste”. Wohlfarth trató de que este informe lo recogiera alguno de sus compañeros que podían encontrarse en la vecindad y hacer rumbo de ataque. Después se dirigió, en superficie y a toda velocidad, en pos del Renown y del Ark Royal. El rumbo de éstos hacia el Bismarck coincidía casi exactamente con el suyo. |
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De vez en cuando se sumergía para,
con los hidrófonos, tomar marcaciones a ambos buques, pero después
de las 22:00 dejó de oírlos. La regata entre su pequeño
submarino y los dos grandes buques enemigos fue una prueba desigual.
A las 23:30, Wohlfarth, entonces a 420 millas de Brest, volvió a dar la alarma. Un destructor salió de entre la calima a gran velocidad. Una vez más, el U-556 se sumergió rápidamente. Había alcanzado los treinta metros de sonda cuando el enemigo le pasó por encima, las hélices haciendo un ruido infernal. Aliviado, anotó en su diario de guerra: “Otra vez con los dedos cruzados; ¡no hay cargas de profundidad!” Era probablemente
uno de los destructores de Vian, pero en aquél momento no le
interesaba el submarino. Estaba demasiado ocupado en seguir y torpedear
al Bismarck. A las 03:52: “Doy un rodeo hacia el este, por el sur, a fin de situarme más cerca. En vista del petróleo disponible, pronto alcanzaré el límite de lo que puedo hacer. En otro caso no llegaré a puerto.” Las 04:00: “Las olas arbolan cada vez más. El Bismarck sigue combatiendo. Informo para la Luftwaffe del estado del tiempo.” Alrededor de las 06:30 avistó Wohlfarth al U-74, uno de los restantes submarinos que habían estado en el golfo de Vizcaya. Ópticamente y por megáfono transfirió a su comandante, el teniente de navío Eitel-Friedrich Kentrat, la misión de mantener el contacto con el Bismarck. Dió a Kentrat la posición del acorazado basándose en la observación de los iluminantes disparados durante la noche y añadió: “No le he visto directamente. Reanuda el contacto. No tengo más petróleo.” Y tras parpadear un saludo para Kentrat, se alejó. |
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En
el diario de guerra, Wohlfarth dejó esta anotación: “Hacia las 06:30 di el último informe del contacto. Avistado el U-74, le di por semáforo la misión de mantener el contacto. Sólo puedo permanecer por aquí empleando los motores eléctricos a bajas velocidades. En superficie necesito petróleo, y tendría que retirarme.” |
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Después
de transferir su misión, Wohlfarth se sumergió y no volvió
a superficie hasta las 12:00, cuando las señales radiotelegráficas
se repetían rutinariamente. Entonces recibió por primera
vez la orden radiada para él entre las 07:00 y las 08:00 de recoger
el diario de guerra del Bismarck. Sin más idea de la que tendría
el Cuartel General, en tierra, de que, en el intervalo transcurrido,
el Bismarck se había hundido, pidió inmediatamente al
comandante en jefe de los submarinos que transfiriese dicha misión
a Kentrat (1).
En el transcurso de la mañana, Wohlfarth oyó una serie
de explosiones, pero no pudo interpretar su significado.
Cuando Kentrat recibió por radio la orden dada en respuesta a la petición de Wohlfarth: “Unterseeboot de Kentrat, recoja diario de guerra del Bismarck”, ya sólo pudo buscar en vano. El que el U-556 fuese el buque designado para recoger el diario de guerra del Bismarck todavía me parece algo más que una mera coincidencia, por que, para nosotros, los de a bordo, el U-556 no era un buque cualquiera. Existía un lazo especial entre el pequeño sumergible y el gigantesco acorazado. Ambos habían sido construidos por “Blohm und Voss”, y en el verano de 1940 fueron frecuentemente vecinos en los astilleros. Durante la entrega del U-556, la alterosa proa del Bismarck se alzaba sobre el submarino. Wohlfarth, conocido en los círculos por “sir Parsifal”, pensó que la ceremonia de entrega no sería completa sin banda de música, y ya que el u-556, por supuesto, no llevaba ninguna, pidió a su gran vecino que le prestara la suya. Así que vino a ver a Lindemann, y no se fue de vacío. A cambio, ofreció al Bismarck el padrinazgo de su buque, cosa que Lindemann aceptó de buen grado. De manera que Wohlfarth consiguió su banda y, desde entonces, el dibujo que hizo sobre el padrinazgo colgó en el Bismarck. |
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Lindemann
y Wohlfarth se hicieron amigos. A comienzos de 1941, el Bismarck y el
U-556 permanecieron juntos durante los ejercicios de tiro efectuados
en el Báltico, y en una ocasión incluso utilizaron el
mismo blanco. |
El Certificado de Pradinazgo |
¿Qué
decía su Patenschaftsurkunde (Certificado de Padrinazgo): Uno de los dibujos del certificado representa a “sir Parsifal” protegiendo con una espada en la mano derecha, al Bismarck de un ataque aéreo y deteniendo, con el pulgar izquierdo, a los torpedos que se dirigen hacia el acorazado. El otro dibujo representa al Bismarck a remolque del U-556. Casi parece como si, al diseñar aquel certificado, Wohlfarth hubiera gozado del don de hacer profecías. Ayuda contra aviones y torpedos, y después, el remolque. Eso fue exactamente lo que necesitó el Bismarck y, entre todos, él, el padrino, Wohlfarth, estuvo cerca del acorazado. Pero no pudo auxiliarle. |
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Libro: “El acorazado
Bismarck. Relato de un superviviente”. Capitulo 30. Autor: Burkard Von Müllenheim-Rechberg Editorial: Juventud |